sábado, 4 de enero de 2020

La revolución de 1868.


Como sabemos, Antonete Gálvez nació en el año 1819, pero su protagonismo y fama no llegaría hasta después de la revolución de septiembre de 1868, llamada "La Gloriosa", por lo que es necesario conocer la situación política y social del momento.

Tras el final de la guerra carlista en 1840, se consolidó el Estado liberal en España, sustentado por tres pilares, estos son: la Corona, el ejército  y los partidos dinásticos, es decir, que apoyaban a la reina Isabel II. Realmente será la Corona la que articule la política, ya que resultaba imposible crear  alternativas políticas reales. El modelo del liberalismo doctrinario impediría que se vieran representados determinados grupos sociales, lo que causaría malestar, lo que incubaría la revolución, cuyo objetivo era el destronamiento de la reina. 

Hay que tener claro, que tras el proceso revolucionario iniciado en septiembre de 1868, los cambios son en el sistema política y en la forma de régimen, es decir, la I República (1873-1874). También conviene tener en cuenta que fue una revolución social y política, protagonizada por una parte de la burguesía, mostrando la consolidación de su poder, compartido con otras clases sociales. Importancia hay que darle al mundo de la burguesía, ya que estos depositaron sus intereses en la construcción de la red de ferrocarril en España, ligado a la política, ya que esta red se basó más en voluntades políticas que en el posible desarrollo económico, y cuando este negocio fracasó en 1866 la situación económica del Estado se volvió más frágil aún, y las miradas se pusieron sobre la Corona. A todo esto se sumó el aumento de la presión fiscal ejercida por Narváez en 1867.



 [Alegoría de la Gloriosa, 1868]


Por lo que la Revolución de 1868. responde a la necesidad de superar el desajuste entre los intereses mayoritarios del bloque en el poder y la burguesía, acompañada por los demás grupos sociales. Las anteriores experiencias de los pronunciamientos militares en el siglo XIX español dejaron claro que el cambio político sería imposible con ayuda de soldados, es decir, se necesitaba movilizar a las masas populares, en la cual existía un profundo descontento. Haciendo que en esta revolución confluyan diversos proyectos revolucionarios en torno a una eje fundamental.

En resumidas cuentas, la revolución política iniciada en Cádiz, con el pronunciamiento de Prim y Topete en septiembre de 1868, que acabará destronando a Isabel II y propiciando una gran cambio político en España, comienza con el proyecto político de la pequeña burguesía democrática, que presenta características de revolución popular del campesinado y del proletariado industrial. También esta revolución será el último movimiento revolucionario donde las clases populares ejercen un apoyo a los burgueses, que al final no consiguieron compensaciones por parte de los grupos a los que apoyaron, los cuales les prometieron reformas de carácter social y económico, por lo que tras este proceso revolucionario las clases populares comenzaran un proceso de toma de conciencia, es decir, se marcarán objetivos propios, diferenciándose y distanciándose de la burguesía.


Bibliografía
  • Forner Muñoz, S. (1983): "Estado y clases sociales en la Revolución de 1868", Anales de la Universidad de Alicante. Historia Contemporánea nº2. pp. 83-108.

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